Al pasar un joven por una casa de empeños, notó que el prestamista parado a la entrada, llevaba de solapera una hermosa insignia masónica. Luego de corta reflexión, el joven se dirigió al prestamista: “Veo que lleva Ud. una insignia masónica.¿Sois masón también?”."Me encuentro en una apremiante necesidad de dinero. Usted no me conoce, pero al ser ambos masones tal vez lo induzca a prestarme 25 dólares que, bajo palabra, le devolveré en 10 días".Tras pensativa pausa y viendo al joven de buen aspecto pulcro y bien vestido y en la confianza de que era masón, el prestamista decidió prestarle el dinero. Días después, conforme a lo convenido, el joven devolvió el préstamo y ahí terminó la transacción. Meses más tarde, el joven se iniciaba en una Logia. En realidad, no había sido masón cuando requirió el préstamo. Mirando alrededor luego de la ceremonia, vio al prestamista. Confundido, esperaba no haber sido reconocido y al cierre de la Logia intentó retirarse s
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